Cuando nuestro sistema no logra integrar de manera adecuada las sensaciones que provienen de nuestra piel, y sentimos de manera intensa las sensaciones de tacto, puede que estemos frente a un niño/a con un trastorno del procesamiento sensorial caracterizado por la defensividad táctil. En este post te contamos todo sobre este cuadro, cuáles con sus manifestaciones, y cómo podemos ayudar a estos niños y niñas.
Como puede que sepas, (y si no sabes, ¡está bien!) nuestro sistema toma los estímulos del entorno y los procesa para que podamos usar esta información para funcionar de manera adecuada en los diferentes contextos. Nuestros sentidos nos "informan" de lo que sucede a nuestro alrededor y nuestro sistema nervioso organiza toda esta información, la integra y la usa para que podamos responder en el momento preciso y de manera adecuada.
¿Qué es la defensividad táctil?
La defensividad táctil es una alteración en el procesamiento sensorial, específicamente del sistema táctil, que por lo general se puede presentar de forma evidente y visible, además, puede generar problemas importantes en la vida cotidiana del niño.
La defensividad táctil es la tendencia a reaccionar de forma negativa y emocionalmente a las sensaciones del tacto. La reacción ocurre únicamente bajo ciertas condiciones, pero es una conducta constante en el niño que se mantiene en el tiempo.
Para entenderlo mejor, imagina que repentinamente sientes una araña caminando por tu brazo. La reacción normal es que esta sensación te genere miedo e incomodidad, y que rápidamente hagas algo para sacar la araña. Por otro lado, la sensación de tu ropa sobre tu piel se siente "normal" y después de un rato ya ni la sientes encima ¿verdad?. Estas sensaciones -agradables y desagradables- que generan distintas respuestas, son las que funcionan de manera diferente en los niños con defensividad táctil. Estos niños son más sensibles a estos estímulos y responden de una manera exagerada en relación al contexto. Las sensaciones de tacto ocasionan una alteración considerable en su sistema nervioso y producen emociones y comportamientos que nos son esperados.
Síntomas y características
En general los niños defensivos táctiles son hiperreactivos y distraídos (recordemos que las características que aquí salen son lo más común pero no la regla). Puede que rechace ciertas texturas de la ropa -como etiquetas o tejidos de lana por ejemplo- y que no le guste que le toquen la cara para lavarle los dientes o cortarle el pelo.
Cuando se sienten seguros puede ser que quieran que los abracen y los acurruquen, pero si no es así, pueden rechazar el contacto físico de forma intensa. Éste es un punto interesante.
Los niños con defensividad táctil están en un verdadero dilema: necesitan que los toquen más que otros niños, pero son menos capaces de modular los estímulos táctiles y de usarlos para mantener su sistema nervioso equilibrado.
Además de las características ya mencionadas, sus reacciones al tacto interfieren con sus relaciones sociales y posiblemente con su aprendizaje también. Los demás niños y adultos se sienten ofendidos si el niño rechaza sus abrazos, o no quiere participar de juegos como "la pinta" que involucran tacto. El niño con defensividad táctil, como ha aprendido con las experiencias negativas, tiende a evitar las sensaciones de tacto o incluso puede tenerles temor.
Lista para verificar
Si tu hijo/a muestra varias de las siguientes reacciones de forma frecuente, está mostrando comportamiento de defensividad táctil. Si varios de estos comportamientos se acompañan de hiperactividad y con la incapacidad para enfocarse en una tarea, es probable que sea táctilmente defensivo y que necesite ayuda de un profesional de integración sensorial (terapeuta ocupacional).
Evita que le toquen la cara
El lavado de dientes y dentista es especialmente molesto para el niño
Sufre cuando le lavan o le cortan el pelo
No le gusta que la gente lo toque. Se retira si lo quieren abrazar.
Tocar al niño al vestirlo puede desatar una reacción negativa
No le gusta que lo bañen o que le corten las uñas
Tiende a evitar el contacto físico con amigos, aún cuando se lleve bien con ellos y quiera jugar
En general prefiere cosas de manga larga o usa polerones aunque haga calor
Tiene una necesidad poco usual de tocar o de evitar ciertas texturas o superficies, como una alfombra, un peluche o una frazada.
Es sensible a ciertas telas y evita usar la ropa hecha de ese material
No le gusta poner sus manos en la arena, en témpera, en plasticina o en materiales similares
Evita andar descalzo, especialmente en la arena o pasto
¿Cómo podemos ayudar?
En primer lugar, - y lo más importante de todo- debemos comprender la situación del niño y ponernos en su lugar. Como padres, puede ser doloroso y frustrante que nuestro hijo rechace abrazos, o tenga "mañas" con la ropa, o que sea un verdadero desafío llevarlo a la peluquería. Sin embargo, no debemos tratar que el niño/a táctilmente defensivo supere sus reacciones negativas diciéndole que no necesita actuar así, o atribuyendo sus conductas a que nos quiere manipular. Negar que tiene un problema real no va a hacer que éste desaparezca y sólo vamos a lograr que el niño se sienta culpable y nosotros frustrados.
La incomodidad es real y el niño no puede evitar reaccionar frente a ella
Referencias
La Integración Sensorial y el Niño. A. Jean Ayres
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