Como ya sabemos, la transición de la lactancia materna a los alimentos sólidos en una etapa importante en el desarrollo infantil. Debemos informarnos al respecto y seguir este proceso de forma que se sienta más natural para cada familia y contexto. En este post nos cuenta sobre este tema la nutricionista Macarena Amaro, quien además es especialista en alergias alimentarias, y asesora de lactancia.
La alimentación es uno de los pilares fundamentales en los primeros 1000 días de vida, ya que va a contribuir al crecimiento y desarrollo de nuestros niños. Este periodo comprende desde la gestación hasta los dos años de edad. Hay estudios que demuestran que la conducta alimentaria, sentidos del gusto y olfato se inician en el útero, pasando así a través del líquido amniótico olores y sabores consumidos por la madre embarazada, que luego también pasan a través de la leche materna, por lo cual es importante que la dieta en estas etapas sea lo más variada posible ya que los niños van a preferir sabores conocidos.
La obesidad se presenta de forma muy precoz, en donde según el diagnóstico nutricional en niños menores de seis años de nuestro país del año 2014, evidenció que uno de cada tres niños menores de seis años presenta malnutrición por exceso. Los buenos hábitos alimentarios se refuerzan con la alimentación complementaria, en donde el rol de la familia es fundamental, a través de la educación pero especialmente a través del ejemplo, no esperes que tus hijos se coman todas sus verduras si a ti nunca te han visto comiéndolas.
Tips para Inculcar buenos hábitos:
- Variar los sabores de las comidas, no dar siempre las mismas mezclas
- Si hay algún rechazo a algún alimento, continuar ofreciéndolo de distintas formas, sin presiones hasta mejorar su aceptación
- Incorporar un alimento nuevo por vez y en pequeñas cantidades
- Involucrarlos en todo el proceso, ir a comprar juntos, nombrar los ingredientes, mostrar cómo se cocina y luego comer todos juntos
- Compartir al menos un horario de comida al día, para comer en familia y desde el año ya deberían comer el mismo menú familiar.
- Respetar las señales de saciedad, evitar forzar el sobreconsumo de alimentos y servir platos muy grandes
- No agregar sal, azúcares a las comidas. También evitar el consumo de edulcorantes artificiales, ni en preparaciones ni en productos “light”, “diet” o similar.
- Ofrecer agua desde que se inicia la alimentación complementaria, sin adicionar azúcar, miel ni otro saborizante natural o artificial, ir ofreciendo poquitas cantidades para instaurar el hábito,
- No ofrecer refrescos en polvo, jugos o néctares con azúcar, las bebidas gaseosas y en general cualquier bebida azucarada o con edulcorantes artificiales.
- No mezclar el postre con comida para estimular la ingesta
- No es recomendable el uso de distractores en la hora de comida como la televisión o pantallas
- No es recomendable incluir en la dieta alimentos ultra procesados, “ALTOS EN” sodio, azúcares, grasas saturadas o calorías.
La alimentación es una oportunidad de estrechar el contacto, afecto y vínculo por ende no puede ser estresante, requiere paciencia y tiempo de forma imprescindible, hay que tener en cuenta que los niños tienen ritmos distintos a los adultos, las comidas se transforman en momentos para adquirir más capacidades y experimentar, por eso nosotros como adultos nuestra misión en brindar confianza y aliento.
Bibliografía
Ministerio de Salud. 2015. Guía de alimentación del niño(a) menor de 2 años.
Carling, S., Demment, M., Kjolhede, C. & Olson, C. Breastfeeding duration and weight gain trajectory in infancy. Pediatrics 135, 111–9 (2015).
Agencia de Salud Pública de Cataluña. 2016. La alimentación en la Primera Infancia
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