Todos sabemos que al ponerle un chupete a un niño, éste se calma -generalmente-. Sabemos que al mecerlo en brazos cuando llora, se tranquiliza. A casi todos nos gusta que nos abracen. Cuando estamos en un lugar donde hay mucha gente o ruido podemos responder de forma esperada a ese contexto... Hemos hablado de los sentidos y de cómo se desarrollan en los bebés, pero en este post te contamos cómo se perciben las sensaciones y lo tremendamente importante que es la organización e integración de estas.
¿Qué es la Integración Sensorial?
Todos nuestros sentidos trabajan en conjunto a cada momento del día para percibir y entregarnos información sobre nuestro entorno, esto a través del sistema visual, auditivo, oral (gusto y olfato), táctil, vestibular (movimiento y equilibrio) y propiocepción (percepción corporal). Esta información llega a la corteza cerebral y ahí es donde es procesada para producir distintas sensaciones en base a experiencias previas. Esto nos hace responder de diferentes maneras, como por ejemplo: con agrado, desagrado, nos hacen movernos de una forma u otra, etc. Para que logremos responder de manera esperada al contexto estas sensaciones deben integrarse de manera adecuada, lo cual llamamos Integración sensorial.
La Integración Sensorial es un proceso neurobiológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del medio ambiente, y gracias a ello hace posible el uso del cuerpo efectivamente en el ambiente. Es decir: este proceso básicamente toma la información sensorial (principalmente táctil, vestibular y propioceptiva) y la analiza en conjunto, generando una integración de estas sensaciones.
Cuando el procesamiento sensorial es eficiente, tengo conciencia de mi cuerpo en el espacio, tengo seguridad de mí mismo y de mi alrededor, ya que tengo la habilidad de priorizar, inhibir, seleccionar, organizar, e integrar la información sensorial que estoy recibiendo para usarla de manera efectiva. Dicho de otra manera, cuando las sensaciones fluyen de manera organizada o integrada, el cerebro usa estas sensaciones para formar percepciones, comportamientos y aprendizaje.
El proceso de organizar las sensaciones -la Integración Sensorial- unifica. Desde todos los tipos de receptores de nuestro cuerpo, entra información de "lenguajes" diferentes. Sentimos con los ojos, la nariz, la boca, la piel, los oídos, los músculos, los tendones... pero lo que hace este proceso es unificar la información para que el cerebro experimente las sensaciones de forma multisensorial como un todo, y que en consecuencia podamos actuar acorde a eso. Recordemos que la manera de "comunicarse" de nuestras neuronas son impulsos eléctricos, diferencias de voltajes y movimientos de iones. La integración sensorial es lo que convierte esta comunicación (sensaciones) en percepción.
Cuando este proceso se da en forma adecuada, el resultado es que la persona se adapta frente al entorno. En esta respuesta el niño utiliza su cuerpo y el ambiente que lo rodea de manera útil y creativa, por lo que le permite interactuar de acuerdo a su edad, a la situación, y a lo que quiera hacer en ese momento -que recordemos en los niños generalmente es jugar y sentirse acogido/cómodo/seguro-.
Si lo pensamos, absolutamente todo en nuestro día a día tiene un importante componente sensorial: desde que despertamos, nos alimentamos, nos vestimos, nos bañamos, al hacer las tareas del trabajo o estudio, al interactuar con otras personas, al desplazarse, hacer deportes…etc. De esta manera, el aspecto sensorial tiene un gran impacto -muchas veces pasado por alto- en otras áreas del desarrollo infantil, como el planeamiento motor, lenguaje, la cognición y el bienestar social.
La infancia: Bases Sensoriales para la vida
Desde antes del nacimiento y durante los primeros años de vida, los humanos somos una especie de máquina de procesamiento sensorial. En la infancia nuestro cerebro -en pleno desarrollo y crecimiento- recibe información a través de los sentidos, y mediante este continuo "sentir" es que vamos adquiriendo significados y entendiendo cómo funciona el mundo. En las primeras etapas de desarrollo un niño se encuentra aprendiendo en base a las sensaciones y movimiento de su cuerpo... por eso se dice que los primeros años son de pleno desarrollo sensoriomotor.
A medida que vamos creciendo nuestro comportamiento se ve influido por los aspectos cognitivos -pensamientos, ideas, asociaciones mentales-, y podemos pensar que los sentidos dejan de ser tan relevantes. Sin embargo, las funciones mentales y sociales del cerebro tienen su base en procesos sensoriomotores. Dicho de otra forma, la integración sensorial que ocurre al jugar y moverse, es la base de una integración sensorial más compleja que es necesaria para leer, escribir, tener un buen comportamiento y adaptarse a situaciones nuevas. Si en los primeros años experimentamos procesos sensoriomotores bien organizados, como adolescentes y adultos nos resulta más fácil aprender habilidades mentales y sociales.
Diversión
Cuando un niño tiene la capacidad para sentir y percibir el entorno de manera organizada (su nivel de integración sensorial es suficiente para cubrir los requerimientos del ambiente) su comportamiento es eficiente, creativo y placentero. El niño disfruta jugando, experimenta con su cuerpo y se divierte. Cuando los niños "lo pasan bien" es básicamente porque tienen un adecuado nivel de integración sensorial. Por otro lado, las sensaciones que podemos organizar e integrar nutren el cerebro del niño y promueven su desarrollo armónico.
Referencias
La Integración Sensorial y el Niño. A.Jean Ayres 1998.
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