Es ampliamente sabido que el juego va variando a medida que los niños crecen. El juego parte siendo una exploración del mundo, y se va complejizando a medida que los niños crecen. En este post les contamos sobre los distintos tipos de juego que podemos observar en los niños, qué implican, y qué aspectos desarrolla cada uno.
Juego Físico
Es el clásico juego donde se ocupa el cuerpo y el movimiento, y podemos observarlo en guaguas, niños pequeños, y muchos animales. En los niños incluye actividades de motricidad gruesa -como saltar, trepar, saltar, andar en bicicleta- actividades de motricidad fina -como coser, pintar, dibujar, cortar, jugar con plasticina, construir, etc- y lo que es comúnmente conocido como el juego "bruto" que es de contacto.
Los diferentes estudios han asociado este tipo de juego con el desarrollo cognitivo y logros académicos, competencia social y popularidad, diferencias en el juego de género, y conciencia emocional. Por otro lado, en un estudio del año 2015, los autores encontraron evidencia del efecto positivo global que tiene el juego físico "fuera de la casa" en una variedad de indicadores de salud y comportamiento en niños entre 3 y 12 años.
Un dato interesante, es que las investigaciones también han encontrado evidencia que el juego físico durante los recreos de tareas cognitivas (como la concentración en clases) mejora el aprendizaje y la atención.
Juego con objetos
Este es el clásico juego que vemos en los niños, usando juguetes. A través de éstos y de distintos objetos, los niños van explorando el mundo y aprendiendo de él. Se relaciona altamente con el desarrollo cognitivo, con la motricidad fina, y con la capacidad de abstracción. El juego con objetos comienza de forma temprana, tan pronto como los bebés empiezan a hacer agarre, donde se desarrolla lo que se llama como etapa "sensorio-motora", en donde los sentidos son el motor del juego: mirar, tocar, hacer sonar, golpear, saborear, etc. Alrededor de los 18 a 24 meses, los niños comienzan a interactuar con los juguetes de forma más compleja, ya que empiezan a construir, lo cual luego evoluciona en clasificar y organizar. A los 4 años, los niños ya pueden construir estructuras complejas.
Este tipo de juego se relaciona en gran medida con la representación mental y el simbolismo, ya que al construir una torre, por ejemplo, "los bloques se convierten en símbolos de otros objetos, al igual que las letras en un papel y palabras son símbolos para otros objetos e ideas" (Stroud, 1995). Además, este tipo de juego está particularmente relacionado con el desarrollo del pensamiento, el razonamiento, las estrategias para resolver problemas y el pensamiento flexible.
Juego simbólico
Los dos tipos de juego anteriormente mencionados también están presentes en los animales, pero a partir de aquí son tipos de juego que sólo mostramos los humanos. El juego simbólico consiste en el juego en que aparecen varios sistemas de representación simbólica que usamos para hacer significado y comunicarlo.
El juego simbólico aparece en los niños alrededor de los 12 meses de edad, cuando empiezan a usar sonidos de forma intencionada para dar un significado. Un niño que hace "guau guau", está haciendo como que es un perro. Una niña que toma una tacita y se la ofrece a la mamá, esta haciendo como que le está dando un té. La clave de este juego es que los niños "hacen como que", es decir, pretenden a jugar a la realidad, a cosas cotidianas pero también fantaseosas. Los niños expresan lo que piensan, exploran roles sociales, y aprenden reglas de comportamiento en la sociedad. Este tipo de juego y su desarrollo es un punto crítico en la cognición en los niños.
Podemos decir, entonces, que este tipo de juego fomenta y al mismo tiempo refleja su desarrollo de habilidades para expresar ideas, sentimientos y experiencias a través de distintos medios. Por otro lado, el juego de pretender tiene alta evidencia científica en correlacionarse de forma positiva con el desarrollo del lenguaje, la regulación emocional, y las habilidades sociales.
Juego con reglas
Los niños pequeños están fuertemente motivados por la necesidad de encontrarle sentido al mundo, y por ésta razón, les encantan las reglas. Aunque a veces podamos pensar lo contrario, los niños por naturaleza aman las reglas, ya que les dan seguridad y control sobre la situación y sobre lo que va a pasar a continuación. Desde pequeños, los niños empiezan a disfrutar los juegos que tienen reglas, y a inventar las suyas propias. La escondida, la sillita musical y la pinta son buenos ejemplos de juegos que tienen reglas establecidas. Una buena parte del tiempo de juego es usada en establecer, acordar, modificar y recordarse unos a otros sobre las reglas del juego. Además de ayudarles a entender y respetar las reglas, este tipo de juego tiene una gran constribución desde el punto de vista social. Los niños aprenden habilidades sociales como la empatía, el saber compartir, esperar turnos, entender la perspectiva de otros, saber perder, valorar el esfuerzo del proceso más que el resultado, etc.
Referencias
The role of play in children’s development: a review of the evidence (research summary). The LEGO Foundation. Whitebread, D., Neale, D., Jensen, H., Liu, C., Solis, S.L., Hopkins, E., Hirsh-Pasek, K. Zosh, J. M. (2017)
Play in Children's Development, Health and Wellbeing. Jeffrey Goldstein. 2012