La alimentación no es solo un proceso físico, sino también multisensorial, donde intervienen texturas, colores, olores y sonidos. Los niños y niñas con problemas sensoriales pueden enfrentar desafíos significativos al comer, manifestando rechazo o preferencia por ciertos alimentos debido a la forma en que sus sentidos perciben estos estímulos. Entender cómo influyen estos problemas sensoriales en la alimentación es clave para abordar selectividades alimentarias y promover una nutrición balanceada.
¿Cómo influyen los problemas sensoriales en la alimentación de los niños?
La alimentación es en sí un proceso multisensorial, es decir implica la integración y procesamiento de múltiples estímulos (texturas, colores, olores, sonidos) y, por lo tanto, involucra el uso de prácticamente todos nuestros sentidos.
Es por esto que cuando un niño o niña presenta problemas sensoriales es muy común que afecten distintos ámbitos de desempeño o actividades de la vida diaria, entre ellas la alimentación.
Para explicar la relación entre ambos podemos pensar en los siguientes ejemplos
- Un niño o niña que presenta incomodidad para tocar texturas grumosas, probablemente se sentirá incómodo/a tomando y llevando a su boca alimentos que tengan esa concistencia como el puré de papas.
- Un niño o niña que asocia el color verde a experiencias desagradables con algun alimento que ha probado, puede pensar que todos los alimentos de color verde son desagradables
- A un niño o niña que le desagradan los olores fuertes, puede tener más resistencia a probar alimentos como el repollo, huevo o alimentos cítricos.
¿Qué papel juegan las texturas y los sabores en la selectividad alimentaria de los niños?
Todos los alimentos poseen, entre otras características, una textura y un sabor determinado. Estas propiedades de los alimentos pueden significar un desafío para el niño o niña a la hora de comer ya sea por sí solos o en conjunto (interacción de sabores y texturas).
Por parte de las texturas, los niños/as pueden presentar mayor sensibilidad a ciertas texturas, preferencias por texturas conocidas o aversión por otras o a la mezcla de distintas consistencias.
En cuanto a los sabores, pueden haber niños/as que son más sensibles a sabores intensos (ácidos, amargos, picantes o muy dulces/salados), otros que prefieren sabores más suaves y otros que se resisten a cambiar o probar sabores nuevos.
Todo esto afecta y determina las conductas que los niños/as presentan ante los alimentos. Se considera un problema de selectividad alimentaria cuando estas conductas presentan una tendencia a rechazar una amplia variedad de alimentos y, por lo tanto, limita las opciones de dieta, afectando la instancia de alimentación para el o la niña y su entorno.
¿Qué señales pueden indicar un trastorno del procesamiento sensorial relacionado con la alimentación?
- Rechazo o preferencia por texturas determinadas de los alimentos (por ejemplo: crujientes, blandos, pegajosos)
- Baja tolerancia a texturas mezcladas como cereal con yogurt, carbonada.
- Preferencia por temperaturas específicas de alimentos
- Sensibilidad a olores de alimentos
- Preferencia por comidas de colores determinados
- Restricción de alimentos por marca o formato (por ejemplo, toma leche solo de una marca particular o en un tipo de vaso específico o come solo fideos espirales)
- Resistencia a probar alimentos nuevos
- Arcadas o muestra de náuseas al probar nuevos alimentos, al meterse el alimento en la boca o incluso al olerlo o tocarlo
- Escupe la comida o retiene mucho tiempo la comida en la boca
- Introduce mucha comida en su boca
- Come con la manos a pesar de saber usar los cubiertos
- Reacciones emocionales intensas durante las comidas
- Evita estar manchado/a, a la hora de comer o al realizar actividades que implican ensuciarse como jugar con arena, pintar con las manos, o usar otros materiales que ensucian como greda.
Comprender cómo los problemas sensoriales afectan la alimentación de los niños es esencial para abordar y mejorar sus experiencias alimentarias. Los desafíos con texturas, sabores y olores pueden manifestarse de diversas formas, influyendo en las preferencias y conductas alimentarias. Al identificar estos signos y adaptarse a las necesidades sensoriales específicas de cada niño, los padres y cuidadores pueden ofrecer un entorno más inclusivo y positivo durante las comidas. Es fundamental buscar apoyo profesional si se observa una selectividad alimentaria significativa o dificultades persistentes, ya que un enfoque integral puede marcar una gran diferencia en el desarrollo y bienestar de los pequeños.
Referencias bibliográficas
Sitio HealthyChildren.org de la American Academy of Pediatrics (AAP) (https://www.healthychildren.org/)
Sitio National Institute of Child Health and Human Development (NICHD) (https://www.nichd.nih.gov/)
Sitio National Eating Disorders Association (NEDA) (https://www.nationaleatingdisorders.org/)
Sitio Mayo Clinic - Toddler Nutrition (https://www.mayoclinic.org/)
Sitio American Occupational Therapy Association (AOTA) - Sensory Processing and Feeding (https://www.aota.org/)
Sitio Child Mind Institute (https://childmind.org/article/sensory-processing-issues-explained/)
Sitio STAR Institute for Sensory Processing Disorder (https://www.spdstar.org/)
Sitio Ellyn Satter Institute (https://www.ellynsatterinstitute.org/)
Sitio Academy of Nutrition and Dietetics (https://www.eatright.org/)
Kommentare