La prematurez es el mayor desafío actual de la medicina perinatal, ya que se asocia a diversas complicaciones médicas y es una situación compleja que afecta directamente al niño y a su familia.

En Chile, la tasa de niños que nacen de forma prematura ha aumentado en las últimas décadas, principalmente debido a los avances en los cuidados obstétricos y neonatales, que permite la supervivencia de niños cada vez más prematuros.
Según la Organización Mundial de la salud, un recién nacido prematuro es aquel que nace antes de completar la semana 37 de gestación, y a aquellos niños que nacen de 32 o menos semanas, se les llama prematuros extremos debido a las complicaciones que pueden tener asociadas a la prematurez. Al comienzo, el desafío más grande es lograr la estabilidad de los sistemas corporales, ya que al tener los diferentes sistemas inmaduros, les cuesta más adaptarse y pueden aparecer problemas como dificultad en la termorregulación, inestabilidad cardiorespiratoria, alteraciones metabólicas y gastrointestinales, problemas nutricionales e infecciones.
Sin embargo, una vez superada esta etapa, persisten riesgos relacionados principalmente con la inmadurez de los sistemas respiratorio y digestivo. Además, debido a la inmadurez global del niño, pueden surgir complicaciones en su sistema nervioso, lo que los hace susceptibles a un aprendizaje motor desorganizado.
En otras palabras, los recién nacidos prematuros tienen que desarrollarse en un entorno extrauterino en un período en el que su cerebro se encuentra en pleno proceso de organización y sinaptogénesis, lo que significa que es un periodo muy activo y a su vez delicado en el proceso de desarrollo. Es en las últimas semanas de gestación cuando se produce una actividad más intensa en el desarrollo del cerebro del feto. Esto hace que el recién nacido prematuro cumpla esas etapas de máxima actividad y desarrollo fuera de su “hábitat natural”, es decir, en la unidad de neonatología.
Uno de los principales conflictos del recién nacido prematuro es la relación que debe tener con el entorno que lo rodea, lo cual implica desarrollar un sistema sensoriomotor que le permita interactuar en un nivel básico con su entorno. Un niño prematuro tiene una capacidad limitada para organizar su conducta y adaptarse al medio, ya que básicamente, es un niño que nació antes de lo esperado y por lo tanto todo su organismo esta insuficientemente preparado (en mayor o menor medida) para la vida fuera del vientre materno.
La permanencia en una incubadora o cuna especial, en posturas que deben facilitar los procedimientos médicos y de enfermería, sumado a las características de la Unidad de Neonatología y a los problemas típicos del prematuro, hacen que en las últimas décadas se haya hecho relevante el rol de un equipo multidiciplinario en las unidades de neonatología, buscando satisfacer las necesidades biopsicosociales del niño. Dentro de todo este proceso, la familia debe ser el pilar fundamental en torno al cual se realiza el seguimiento y tratamiento de un prematuro.
¿Qué hace un kinesiólogo en la Unidad de Neonatologia?
Las acciones de los kinesiólogos buscan principalmente facilitar la adaptación del recién nacido durante su estadía hospitalaria (lograr una mayor estabilidad en sus sistemas autonómicos, motor y estados de alerta), promover un óptimo desarrollo sensoriomotor, prevenir alteraciones sensoriomotoras y entregar herramientas a la familia para lograr empoderarse en su rol en este nuevo desafío.

1. Prevención: se hace constantemente, para minimizar en los niños prematuros la aparición de complicaciones respiratorias y neuromotora, además de optimizar las medidas terapeúticas a través de acciones individualizadas.
2. Educación: es fundamental enseñarle a las familias a participar de forma activa, fomentando el apego y el cuidado seguro. Además, se trabaja en conjunto con los otros profesionales de la unidad.
3. Tratamiento: determinar, programar y ejecutar los procedimientos en base a razonamientos y procesos terapéuticos, fundamentados en conceptos de Neurodesarrollo, Manejo Postural, Integración Sensorial y respiratorio, entre otros.
Manejo Postural
Desde el punto de vista postural, el útero le proporciona flexión, con lo cual se favorece la línea media, la contención y la comodidad del feto, y al recién nacido prematuro le resulta más difícil mantener la postura de flexión que hubiese mantenido dentro del útero al final de la gestación, de manera que todas las intervenciones a un niño prematuro en la unidad de neonatología, deben realizarse en el marco de una postura adecuada para la edad del niño.
Se busca mantener un grado necesario de flexión, que posibilita mayor autorregulación y conocimiento de su cuerpo, favoreciendo la conducta. También una postura adecuada busca estimular la exploración visual del entorno, facilitar los movimientos, y conseguir alcanzar posturas más simétricas. La contención del cuerpo es otra medida que incrementa la sensación de seguridad del niño mejorando la tolerancia al estrés.
Esperamos que esta información les haya sido útil. Si tienen dudas o sugerencias, queremos escuchar! Escríbanos a crecerdecolores@gmail.com
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