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La ciencia detrás del Llanto

Actualizado: 16 ago 2022

Cuando un bebé llora, algo sucede con nosotros que instintivamente queremos tomarlo en brazos y calmarlo. Pero ¿sabemos porqué pasa esto?. El llanto es un fenómeno fascinante que tiene enorme significancia a nivel evolutivo y emocional. En este post te contamos todo sobre la ciencia detrás del llanto.



A grandes rasgos, el llanto es un fenómeno biológico complejo que se da en los recién nacidos e infantes de muchas especies, no sólo de los seres humanos. Llorar implica la producción de sonido en las cuerdas vocales y que ocurre fundamentalmente durante la fase espiratoria (expulsión de aire) de la respiración; requiere el funcionamiento de los músculos respiratorios, laríngeos y supralaríngeos, y por lo tanto, está bajo el control de los sistemas de regulación neurovegetativa del tallo cerebral, al igual que la respiración. De hecho, los científicos han descubierto que el pequeño conjunto de neuronas a cargo de la respiración rápida y activa también le da a un bebé la fuerza para llorar.

Por otro lado, el llanto es también un mecanismo innato de expresión conductual de estados funcionales. Es decir, el llanto tiene como objetivo comunicar, en los bebés, distintas emociones y estados, los cuales no tiene otra manera de comunicar a sus cuidadores. Esta "comunicación" a través de llanto es mediada a nivel cerebral por estructuras complejas como el sistema límbico, las áreas corticales de asociación y el cerebelo.

Los bebés lloran para demandar cuidado y atención, y lo hacen frente a situaciones como hambre, sueño, dolor, calor o frío, y lo que es interesante, y que los padres saben, es que muestran distintos llantos frente a distintas necesidades. Las mamás muchas veces aprenden a distinguir si el niño está llorando por hambre, sueño, o por que necesita un cambio de pañal. También es interesante el hecho de que se ha reportado que los recién nacidos al ser separados de su madre, producen llanto y vocalizaciones interpretados como “de soledad”. Es importante notar, que lo normal es que el llanto cese una vez satisfecha la necesidad, y por lo tanto, un niño con llanto persistente es un problema clínico muy importante que puede tener consecuencias graves, y debe ser evaluado oportunamente.


¿Qué provoca en nuestros cerebros el llanto de un bebé?

En un informe publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences y divulgado por el reconocido diario The New York Times, Carmen Birchmeier y Luis Hernández Miranda, mostraron que los bebés ratones que carecían del grupo de neuronas en el tallo cerebral asociadas al llanto, no producían sonidos al intentar llorar y en consecuencia, las madres los ignoraban: “La madre podía ver y oler a las crías, pero si estas no articulaban sonidos, era como si no existieran”.

Este estudio es parte de la evidencia reciente que indica lo crucial que es llorar para la supervivencia de los bebés y cómo sus chillidos logran distinguirse de otros sonidos para exigir la atención inmediata de los adultos.

En este sentido, los científicos han demostrado que el llanto de un bebé es casi imposible de ignorar por los adultos, y aún menos por la madre. Cuando una guagua llora, esto provoca una respuesta mucho más rápida y fuerte en las partes orientadas hacia la acción del cerebro adulto que otros sonidos igual de fuertes o llenos de emoción, como el ladrido de un perro o un vecino que también llore. Puede que te haya pasado que al escuchar una guagua llorar, sientes una necesidad casi física de hacer algo para calmarlo. Esto no es casualidad, y los científicos lo explican a nivel cerebral.


Las características del llanto de un bebé lo hacen especialmente un sonido que nos llama la atención: se distingue por un tono simple, claro y esencial, una estructura melódica relativamente larga y sin interrupciones que cae y sube, vuelve a caer y se apaga de manera impredecible. “Si un estímulo se mantiene uniforme, es fácil ya no notarlo”, dijo Katherine S. Young, una psicóloga de la Universidad de California en Los Ángeles. “En contraste, algo que cambia con el tiempo es difícil de ignorar”. Las sirenas de la policía y otros sonidos de alerta imitan este patrón de un aumento lento y un decremento en el tono, dijo la Dra. Young, “porque así llaman tu atención y no la sueltan".




Por lo que parece, el cerebro adulto está preparado para detenerse a oír. Los científicos han analizado la respuesta cerebral de adultos al sonido del llanto de un bebé, al estudiar escáneres cerebrales, y lo que han encontrado es fascinante. Los investigadores han descubierto que la sustancia gris central —un área profunda del cerebro que se ha vinculado con conductas urgentes, de vida o muerte— dio señales de atención tras oír 49 milésimas de segundo del llanto de un bebé que había sido grabado y reproducido, el doble de rápido que la reacción a decenas de otros clips de audio usados como prueba. Los investigadores también detectaron un rápido encendido de regiones cerebrales que revisan la relevancia emocional de un estímulo y en áreas motrices que controlan el movimiento. “¿Es importante este sonido? Sí. ¿Debo hacer algo al respecto? Absolutamente sí". Es lo que parecen decir las imágenes cerebrales.


Referencias

Lo normal y lo anormal en el llanto del neonato y del infante. M. A. Mandujano-Valdés, E. Arch-Tirado. Revista de Ciencias Clínicas. 2013

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