Pleno verano y temporada de piscinas, lagos, playa. Con mucha entretención y momentos familiares viene acompañado el riesgo de tener accidentes, especialmente en el caso de padres o cuidadores de bebés y niños pequeños.
La asfixia por inmersión es uno de los mayores peligros en esta época y la pesadilla de muchos padres. No es raro si consideramos el hecho de que la asfixia por inmersión es la primera causa de muerte en niños menores de cuatro años y que además, el 70% de los niños ahogados ha estado bajo supervisión de un familiar al momento del accidente .
Como podemos suponer, lo más importante es la prevención de este tipo de accidentes, por lo que aquí les contamos 5 formas de prevenir accidentes de asfixia por inmersión.
1. Atención, atención, atención.
Lo principal es no bajar la guardia. La gran recomendación es nunca perder de vista a los niños. No importa si están jugando alrededor de la piscina o si saben nadar, los niños siempre deben contar con la supervisión de un adulto, ya que como sabemos, incluso descuidos de segundos pueden ocasionar un accidente. Hacer turnos entre adultos, jugar con los niños y enseñarles las precauciones en el agua son formas de ayudar a estar atentos.
2. Enseñarles autocuidado y conciencia del peligro
Fomenta la cultura preventiva dentro del hogar y genera conciencia de los riegos presentes. Incentiva a que los niños no corran en el borde de la piscina y que jueguen alejados de esa zona, en superficies secas y con buena adherencia para evitar caídas. Sé claro -pero no excesivo- en explicarles los riesgos de ahogarse.
También recuérdales que deben evitar acercarse al ducto del filtro de las piscinas, especialmente si están en una pública, ya que cuentan con filtros con mayor poder de succión, por lo que son más peligrosos.
3. Evita la práctica de juegos riesgosos en el agua
Los piqueros, bombitas, chinitas u otros juegos generan un doble riesgo. Por un lado, quienes los practican pueden golpearse la cabeza en el fondo y quienes están dentro de la piscina pueden salir dañados si alguien cae encima de ellos.
4. Enséñales a nadar precozmente
Lo ideal es que los niños sepan nadar o flotar lo más temprano posible; considerando, sin embargo, que según la Asociación Americana de Pediatría, recién a partir de los 4 años los niños presentan las habilidades neuromusculares adecuadas para flotar. Esto significa que iniciar clases en forma precoz no acelera las capacidades y habilidades de supervivencia de un menor durante una emergencia.
Si bien el hecho de saber nadar o flotar es un gran beneficio, esto no reemplaza la necesidad de supervisión constante de un adulto.
5. Siempre con rejas
Instala rejas alrededor de la piscina. Si en tu casa hay piscina, te recomendamos instalar rejas por todo el borde, con barras sólo verticales de, al menos, 1.5 metros de alto y con separación entre los barrotes menor a 12 cm. Lo ideal es que no tenga puerta, pero de tener, debe ser una sola, con cerrado automático o con un seguro a prueba de niños. Existen otros tipos de protectores, como alarmas de puerta, cobertores completos de piscina y alarmas, sin embargo no logran reemplazar la reja. De hecho, la Asociación Americana de Pediatría (AAP) no recomienda que sean usados en vez de ellas. Por otra parte, jamás se deben mantener sillas, pisos o escaleras cerca de la reja. Si la piscina es plástica, cúbrela con una lona para evitar caídas y vacíala cuando no la estén usando.
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