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Derribando mitos del Trastorno del Espectro Autista

Ya hemos hablado sobre qué es este trastorno, cómo se diagnostica, qué características tienen los niños con TEA y cuáles son las preguntas más frecuentes de los padres. A pesar de haber mayor conciencia al respecto, aún existen muchos mitos que llevan inevitablemente a prejuicios profundamente instaurados en nuestra sociedad. En este post derribamos mitos y aclaramos dudas.




Se ha escrito y hablado mucho sobre cómo son los niños y las personas con autismo. Algunas de estas descripciones tienen su origen en información de ámbito médico o psicológico, que sacadas de contexto pierden todo valor, y además generan una imagen negativa y estigmática de las personas con autismo.


"Los niños con TEA no pueden mostrar afecto"

A su propia manera, los niños con TEA pueden ser muy cariñosos. No necesariamente como lo hacen el resto de los niños (llenando de abrazos y besuqueando, o diciendo "te quiero mucho"), pero en su propio lenguaje y maneras de comunicar pueden expresar muchísimo por las personas a quienes se sienten cercanos. Una mirada, una palabra, un gesto, todas estas cosas no necesariamente nos evocan cariño pero pueden expresar mil emociones en el momento adecuado y de la forma precisa.


"No son capaces de comunicarse"

Las personas con TEA sienten y se comunican, aunque no todas lo hacen mediante lenguaje verbal. Como sucede con las habilidades para la interacción social, las personas con TEA pueden presentar alteraciones de las habilidades de comunicación, que pueden variar desde las que no emplean ningún lenguaje verbal hasta las que tienen habilidades lingüísticas fluidas, pero encuentran dificultades para utilizarlas en una comunicación recíproca. Esto significa, por tanto, que las personas con TEA sí se comunican, aunque no todas lo hacen de la misma manera, ni todas recurren al lenguaje oral. Como muchos padres podrán asegurar, los niños con TEA sí son capaces de comunicarse (a veces perfectamente cuando quieren).


"Nunca quieren que les toquen, ni ser abrazados o acariciados"

Es relativamente común que los niños con TEA posean cierto grado de disfunción del procesamiento sensorial (es decir, les cuesta procesar e integrar las sensaciones para usarlas de forma útil a diario). Esto puede causar que rechacen ciertas texturas, que no les agrade que les hagan cariño ligero, o que al contrario, sean por ejemplo muy bruscos y busquen mucho estímulo de movimiento. Como su nombre lo indica, hay todo un espectro de características en cuanto al aspecto sensorial. Sin embargo, esto no significa que los niños con TEA no quieran ser abrazados ni acariciados. Al contrario, por sus dificultades puede que lo necesiten mucho más que otros niños.


"Se aíslan completamente de las relaciones humanas"

Las habilidades de interacción social de las personas con TEA pueden ser distintas de las habituales, por lo que pueden tener dificultades para relacionarse con otras personas y para desenvolverse en determinadas situaciones sociales. Esto no significa que les guste vivir aisladas o que no tengan interés en relacionarse con los demás. A menudo, es el entorno el que no les facilita esa participación, porque no comprende ni se adapta a sus necesidades y características, generando al final un rechazo social. Con los apoyos adecuados, la mayoría de las personas con TEA puede afrontar las demandas cotidianas y participar activamente en la sociedad.


"Los niños con TEA son agresivos"

La agresividad no forma parte del autismo ni de otras discapacidades de tipo cognitivo. De hecho, la mayor parte de las personas con TEA son víctimas de situaciones de acoso, burla o agresión por parte de otros, y no quienes llevan a cabo este tipo de comportamientos. En los casos en los que una persona con TEA pueda mostrar una conducta inadecuada o una dificultad de autorregulación, es imprescindible analizar las circunstancias en las que esta se ha producido. Muchas veces, se deberá a los elevados niveles de estrés que experimenta, relacionados con las dificultades para manejarse en entornos socialmente complejos e imprevisibles, que no se encuentran adaptados ni son accesibles para el colectivo.




"El TEA es una incapacidad emocional"

Si bien los niños/as con TEA tienen gran dificultad con “leer” los sentimientos que otras personas manifiestan a través de expresiones faciales, o de indicaciones con la voz, esto no significa que no sientan y no tengan emociones. Se les hace difícil expresarlas o incorporarlas a un contexto, pero definitivamente los niños con TEA sí experimentan alegría, miedo, calma, enojo, confusión, etc.


"Todos los niños con TEA son similares"

Aún no es posible determinar una causa única que explique la aparición del TEA, ni por qué el trastorno se manifiesta de manera diferente en cada persona. Esta indefinición lleva implícita una gran complejidad: cada caso es único y, como tal, debe tratarse de manera diferente, atendiendo a sus peculiaridades. Al igual que absolutamente todas las personas, cada niño con TEA es único y especial.


"Son así porque son rebeldes y manipuladores"

El Trastorno del Espectro Autista son un grupo complejo de trastornos estudiados y clasificados por organismos internacionales y expertos. Está marcado por alteraciones en la comunicación, sociabilización y conductas repetitivas e intereses marcados. Los niños con TEA genuinamente tienen estas dificultades ya que su cerebro funciona de forma diferente, no porque quieran "portarse mal" o porque deseen manipular a la gente a su alrededor.


"No les interesa tener amigos"

La confianza, el cariño, el consuelo, el respeto y la compañía son algunos de los sentimientos que provoca la amistad. La comunidad en general ve a los niños autistas como personas solitarias y sin amigos. Pero esto es un gran mito. Si bien suelen tener pocos amigos y presentar algunas dificultades para entablar amistad, los niños con TEA tienen al igual que los otros niños esa necesidad de conectarse con otros y sentirse parte de un grupo.


Existen tratamientos milagrosos

Al igual que se desconoce la causa exacta de los TEA, aún no existen alternativas curativas. Es decir, un niño autista nace así y tendrá el trastorno durante toda su vida (aunque pueda variar la expresión del trastorno a medida que crece), es una condición que tiene y que mientras antes aceptemos, mejor tanto para él, como su familia. Ahora, esto no significa que no haya tratamiento. Existen muchas formas de ayudar a ese niño o niña y a sus padres: diversos profesionales que tienen mucho que aportar para alcanzar el máximo potencial de ese niño. Además, existen estudios recientes de TEA que han encontrado que, existe una tendencia con la edad a la mejora parcial de sus síntomas y mejor adaptación funcional, aun tratándose de un trastorno crónico.

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