Un nuevo estudio muestra que los padres que alimentan, cambian y juegan con sus hijos pequeños están haciendo una contribución importante a su desarrollo.
Esta es una traducción de un artículo publicado originalmente en The Wall Street Journal el 21 de Septiembre del 2023.
La exitosa película "Barbie" retrata a los hombres como completamente inútiles. Los chicos más jóvenes de la película se visten con piel falsa y actúan como neandertales, mientras que los hombres de mediana edad que tienen trabajos son retratados como incompetentes tontos. Algunos son simplemente objetos de deseo para las Barbies, pero todos son socialmente torpes. Ni siquiera saben tocar la guitarra.
Sin embargo, en el mundo real, al menos hay una cosa en la que los hombres son buenos: jugar con sus bebés. Durante los últimos 20 años, la investigación ha demostrado de manera consistente que los padres tienen una forma única de interactuar con los niños pequeños.
El juego brusco es más común entre los padres que entre las madres, especialmente a medida que los bebés crecen y se convierten en niños pequeños y preescolares. El brinco vigoroso, el levantamiento, el lanzamiento y la persecución reemplazan al juego más suave, y estos juegos bruscos conducen a un mejor autocontrol y preparación escolar a medida que los niños cumplen 5 años, según muestran los estudios. El juego brusco del padre también está relacionado con un mejor desarrollo de habilidades motoras gruesas en el niño, independientemente del nivel de ingresos o educación del padre.
Un extenso estudio nuevo, publicado en la revista Pediatric Research el pasado verano, respalda la idea de que la participación práctica del padre es fundamental para la capacidad posterior del niño de autorregularse y resolver problemas. Dirigido por Tsuguhiko Kato, un investigador del Centro Nacional de Salud Infantil y Desarrollo de Japón, el estudio comenzó con más de 100,000 bebés japoneses nacidos entre enero de 2011 y marzo de 2014. Los investigadores redujeron el grupo a bebés sanos, primerizos y solteros; los bebés cuyas madres habían experimentado depresión posparto o que eran difíciles de calmar a la edad de un mes también fueron excluidos.
El resultado fue una muestra de 28,040 niños. A intervalos de seis meses, desde la edad de un mes hasta su tercer cumpleaños, se le pidió a la madre de cada niño que evaluara la participación del padre en la crianza temprana del niño, incluyendo la alimentación, el cambio de pañales, el baño, el vestirse, el juego en casa o al aire libre y acostar al niño. Los padres japoneses suelen estar menos involucrados en la crianza de los hijos que los padres norteamericanos, pero cuando los investigadores examinaron los hitos de desarrollo de los niños a los 3 años, descubrieron que los niños cuyos padres invertían más tiempo en su cuidado mostraban un mejor desarrollo de habilidades motoras gruesas y finas, resolución de problemas y habilidades sociales que los niños cuyos padres no estaban tan involucrados.
"No hubo diferencia en las habilidades lingüísticas de los niños con padres involucrados en comparación con padres distantes", dijo el Dr. Kato. Eso es un beneficio significativo, que vale la pena superar los muchos obstáculos que pueden impedir que los padres participen en la crianza de los hijos, como un largo viaje al trabajo, horarios de trabajo impredecibles o dinámicas familiares.
Dado que la participación del padre fue evaluada por la madre, es posible que la calidad de la relación de los padres haya influido en la serie de evaluaciones. "Los niños cuyos padres tienen una buena relación podrían estar en una buena posición", dijo el Dr. Kato. "Podría haber algún sesgo relacionado con la relación conyugal que influye en los resultados del niño.
Criar a niños pequeños es estresante. Si la madre cree que el padre está reduciendo la carga de cuidar a su bebé, puede darle una alta calificación. Pero si cree que es tan inútil como un muñeco Ken, es posible que ni siquiera le permita intentarlo.