Propiocepción en niños: un sentido clave para el desarrollo motor infantil
- María Jesús González
- 3 oct
- 5 Min. de lectura
Cuando pensamos en los sentidos, solemos recordar los cinco más conocidos: vista, audición, gusto, olfato y tacto. Sin embargo, nuestro cuerpo cuenta con otros sentidos igual de importantes, como la propiocepción, que nos permite percibir la posición y el movimiento de nuestro cuerpo en el espacio. En los niños, este sentido es fundamental para el desarrollo motor, la coordinación y la confianza al explorar su entorno. Aprender cómo estimularlo o usarlo a su favor desde pequeños puede marcar la diferencia en su motricidad, regulación emocional y participación en actividades diarias.

¿Qué es la propiocepción y cómo aporta al desarrollo de los niños?
La propiocepción es el sentido que nos permite percibir la posición y el movimiento de nuestro cuerpo en el espacio.
Esto es gracias a miles de receptores ubicados en músculos, articulaciones y tendones.
Estos receptores envían información cuando nos movemos, de manera que nos permiten saber dónde está cada parte de nuestro cuerpo sin necesidad de mirarla.
En los niños, la propiocepción es clave para construir la base de las habilidades motoras gruesas y finas, la coordinación y la planificación motora.
¿Por qué es tan importante en el desarrollo motor, social y cognitivo?
Organización del movimiento: La propiocepción da información constante sobre la fuerza y dirección que debemos aplicar al movernos.
¿Cómo se ve esto? Un niño con dificultades en el procesamiento propioceptivo podría verse como un niño torpe y brusco.
"Tomás, de 6 años, se tropezaba seguido al correr en el recreo. Sus profesores pensaban que era “despistado”, pero en realidad tenía dificultades en el procesamiento propioceptivo: le costaba calcular la fuerza y dirección de sus movimientos. Con apoyo terapéutico logró mejorar su coordinación y ganar confianza al jugar con sus compañeros."
Regulación del tono muscular: Ayuda a mantener la postura y el equilibrio.
¿Cómo se ve esto? Una niña con dificultades en el procesamiento propioceptivo puede verse poco erguida y con un bajo control postural, con dificultades para mantener el equilibrio.
"Sofía, de 5 años, se cansaba rápido al sentarse en la mesa del jardín infantil. Parecía “desganada” o poco interesada, pero lo que ocurría era que tenía bajo control postural debido a dificultades en su propiocepción. Esto le dificultaba mantenerse erguida, afectando su concentración. Con ejercicios propioceptivos comenzó a sostener mejor su postura y disfrutar más de las actividades en clase."

Seguridad y confianza motora: Un buen procesamiento propioceptivo permite a los niños explorar con menos miedo y más autonomía.
¿Cómo se ve esto? Cuando el niño posee un adecuado esquema de su cuerpo, logra desenvolverse con mayor confianza, manteniendo consciencia sobre su interacción con el ambiente y recibiendo retroalimentación constante de esta misma.
"Matías, de 7 años, evitaba subirse a juegos de plaza o participar en actividades de movimiento porque sentía miedo de caerse. No se trataba de “timidez”, sino de que su esquema corporal no estaba bien definido. Al trabajar la propiocepción mediante juegos de empuje y arrastre, fue ganando seguridad y hoy disfruta con entusiasmo de actividades que antes rechazaba."
Soporte a otros sentidos: Cuando existen dificultades en el procesamiento visual, vestibular o táctil, la propiocepción puede convertirse en un sistema compensatorio que facilita la adaptación al entorno.
¿Qué significa esto? La propiocepción actúa como modulador del resto de los sistemas, por lo que su uso permite fomentar la regulación emocional y disposición a explorar de los niños.
Por ejemplo, un niño con hipersensibilidad táctil puede tolerar mejor el juego si se le ofrece estimulación propioceptiva (como empujar, cargar, saltar), porque este sistema ayuda a regular la respuesta emocional y sensorial.
*En todos los casos es importante probar en la casa algunas estrategias sugeridas, y si no mejora, consultar a un profesional.
Juegos y actividades para estimular la propiocepción en casa
Juegos que incluyan cargar, arrastrar o empujar objetos pesados.
Actividades de salto, trepar, rodar o correr.
Tareas cotidianas adaptadas: llevar la mochila, ayudar a mover cajas livianas, cocinar amasando masas.
Estas experiencias usan la propiocepción en favor del niño, fomentan la autorregulación y potencian la adquisición de habilidades motoras y sociales.

En resumen: La propiocepción es un pilar invisible pero esencial en el desarrollo infantil. Estimularla de forma intencionada no solo promueve la motricidad, sino que también ayuda a los niños a regular sus emociones, organizar sus conductas y participar activamente en su entorno.
¿Cómo sé si mi hijo tiene problemas de propiocepción?
Algunos signos pueden incluir torpeza al correr o saltar, caídas frecuentes, dificultad para mantener la postura al sentarse, baja fuerza al manipular objetos, o evitación de juegos que impliquen movimiento. También puede mostrarse muy activo sin control o, al contrario, muy cauteloso al explorar su entorno. Observa si tu hijo tiene dificultades para coordinar movimientos que otros niños de su edad realizan con facilidad.
¿Qué actividades estimulan la propiocepción en niños?
Actividades que involucren empujar, cargar, arrastrar o levantar objetos, saltar, trepar, rodar o correr utilizan la propiocepción para potenciar el desarrollo del niño. Las tareas cotidianas también son útiles: llevar la mochila, ayudar a mover cajas livianas, cocinar amasando masas, o juegos de equilibrio y coordinación. Estas experiencias no solo mejoran la motricidad, sino que también fomentan la autorregulación y la confianza del niño.
¿Cuándo consultar a un terapeuta ocupacional por dificultades propioceptivas?
Si tu hijo muestra torpeza constante, dificultades para mantener la postura o el equilibrio, miedo a explorar o jugar, frustración frecuente con actividades motoras, o signos de baja confianza al moverse, puede ser útil una evaluación profesional. Un terapeuta ocupacional puede identificar áreas de dificultad y recomendar actividades personalizadas para mejorar la coordinación, fuerza y seguridad motora.
Si notas que tu hijo/a se muestra torpe al moverse, se cae seguido o evita juegos que implican movimiento, o incluso le cuesta mucho concentrarse en actividades sentado, puede estar necesitando apoyo en su procesamiento propioceptivo. En Crecer de Colores nuestro equipo de terapeutas ocupacionales puede evaluar estas dificultades y entregarte estrategias claras para trabajar esto y que no limite su desarrollo.
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