No es raro que conozcamos un niño o niña que sale del colegio a las cuatro o cinco de la tarde, para luego tener clases extra de matemática o taller deportivo. Horas al dentista, taller de fútbol, clases de guitarra, acompañar a los papás a hacer trámites, pasar tiempo en el computador... Suena agotador. Y la verdad es que hoy en día nos enfrentamos a niños que tienen poco tiempo de descanso -y de mala calidad-. ¿Porqué sucede esto y qué implica? Esto les contamos en este post.
Como mencionamos en artículos anteriores relacionados al sueño en los niños, esta actividad -el dormir- es una necesidad tan grande como alimentarnos o interactuar con otros. Pese a que intuitivamente sabemos que los niños necesitan dormir más que los adultos, las horas de sueño no son -o no debiesen ser- el único momento de descanso, pero cuesta pensarlo. Basta con hacer una simple búsqueda en Google: "niños tiempo descanso" y nos encontramos con múltiples entradas que hablan de las horas de sueño, del número de siestas y preguntas como ¿cuánto debe dormir un bebé?. Sin embargo, a cierta edad los niños dejan de dormir siesta y en ese punto el sueño deja de ser el único momento de recuperar energías del día.
Hoy en día andamos corriendo todo el tiempo. Pareciera que las horas nunca son suficientes para todo lo que tenemos que hacer y tenemos la sensación de que entre más ocupados estemos, entre más corramos y menos podamos descansar, mejor nos está llendo y más "exitosos" nos sentimos. Es imposible pensar que no transmitimos parte de esta cultura a nuestros hijo/as, los cuales reciben
Si bien los niños por naturaleza buscan el juego y la exploración, es menos frecuente que busquen el descanso de forma intencionada. Pese a que algunos niños puede que espontáneamente se dirijan a espacios tranquilos cuando se sienten cansados, es lo menos común. Pensemos en un niño/a que viene del jardín o colegio: ha estado lleno de entretenciones, rodeado de personas, oyendo distintos sonidos y escuchando conversaciones, jugando a muchas cosas diferentes y divertidas. Puede que ya no duerma siesta, pero aún necesita un tiempo especialmente pensado para descansar entre las actividades del día y el momento de dormir en la noche.
Aquí es donde es ideal que los padres y/o cuidadores creen una pequeña rutina de "tiempo de descanso" o "tiempo callado", que consista en darle espacio al niño para descansar tranquilamente, sin la presión de que debe dormir siesta. Hay muchas formas de hacerlo y dependerá de cada familia buscar la que más les acomode, pero en línea generales, se recomienda que el niño/a esté en su cama, con luz tenue, en compañía de "juguetes tranquilos". ¿Qué son los juguetes tranquilos? Aquellos que no sobreestimulan, es decir, que no tengan luces ni suenen. Por ejemplo: cuentos, cubos para hacer torres, o juguetes de madera para construir. Lo ideal es explicarle al niño/a que este será un tiempo de descanso para que recupere energías, y dejarle claro lo que conlleva. Obviamente al principio puede que sea una lucha, pero si lo repetimos todos los días el niño/a se irá acostumbrando y gradualmente aprenderá a tener su tiempo de descanso.
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