Es muy distinto hablar de los niños prematuros y de la Unidad de Neonatología, a haber pasado por esa experiencia como madre y como familia, por eso compartimos con ustedes historias reales, que merecen ser contadas y que para nosotros es de un enorme valor. Muchas gracias a los que confían en nosotros para poder contar sus historias.
"Mi Nombre es Pablina Valdés, tuve mi primer hijo a los 20 años. Mi embarazo fue controlado de forma normal, me controlaba en la salud privada y todo indicaba que estaba bien.
Mi hijo nació prematuro por un rompimiento de membrana, el cual fue la mañana del 18 de marzo del 2017, cuando yo tenía 24 semanas y 6 días de gestación. Ese día comencé a botar un líquido y a tener dolores, que realmente eran contracciones. Yo como mamá primeriza encontraba que todo era normal, por eso no me alarmé. Por eso no fue hasta la noche de ese mismo día que fui a consultar a la urgencia más cercana porque el líquido no dejaba de caer. En el hospital donde fui a consultar me dejaron hospitalizada de forma inmediata y comenzaron a colocarme medicamentos para preparar los pulmones de mi bebé, y detener las contracciones.
Las contracciones pararon, por eso me dijeron que idealmente debía permanecer hospitalizada hasta la semana 30 o todo el tiempo que lograra retener al bebe. Sólo duré 4 días y las contracciones comenzaron nuevamente. Estuve 30 horas en trabajo de parto. Mi hijo Lucas finalmente nació el día 23 de marzo de 2017, de 25 semanas y 4 días, pesando 904 gramos y midiendo 33 centímetros.
Lucas permaneció hospitalizado 4 meses y 10 días en la “neo” del hospital Barros Lucos. No puedo hacer una comparación porque ha sido mi primera experiencia en la salud pública, pero me encontré con grandes médicos y matronas, siempre dispuestos a darme información cuando lo solicitaba o ellos se acercaban a mí a informarme del estado de mi hijo.
Lo único malo que puedo decir, es el poco tiempo que dan a los padres a estar en con sus hijos. En mi caso, me demore casi 3 semanas en poder hacer canguro. Y cuando Lucas estaba en UCI Y UTI, (unidad de cuidados intensivos e intermedio) las visitas eran de 2 horas en el día. Ya cuando pasó a intermedio fueron 3 horas. El padre de Lucas solo podía verlo 15 minutos de lunes a viernes y 1 hora los días sábados donde podía hacer canguro. Un tiempo súper pequeño para quienes tenemos tanto tiempo hospitalizado a nuestros hijos, recuerdo que cada día que pasaba sin tener a mi hijo junto a nosotros la pena se hacía más grande.
En mi caso estaba todo el día acompañada por el papá de mi hijo, ya que él sólo estudiaba, y es una gran ayuda el sentirse siempre apoyada. Recuerdo que el primer mes siempre que llegaba a ver a Lucas me encontraba con sorpresas, como encontrarlo conectado a ventilación mecánica invasiva, con mangueras y catéteres conectados por todo su cuerpo, transfusiones de sangre, encontrarlo pelado y con un catéter en su cabeza… hasta un día me informaron que Lucas era en ese momento el niño más grave de su unidad, sin yo tener muy claro porqué. Finalmente resultó ser producto de la inmadurez de sus pulmones.
Uno como padre se desespera y no sabe qué hacer, ni a quién recurrir. Siempre quiere lo mejor para su hijo, más para esos seres tan pequeños y frágiles. Al comienzo del proceso uno siente que no avanzas nada, ves que el niño de al lado siempre sube más de peso, no usa oxígeno, se alimenta mejor. Etc. Pero hay que entender que cada niño es distinto, que nacieron por distintas razones y solo hay que esperar. Siempre confiados en las capacidades de estos pequeños. Nadie dice que es fácil, yo soy madre primeriza y madre de un prematuro y creo que valió por muchos niños de término.
Luego del alta es otro mundo, ya nadie te dirá que hacer, solo te dan recomendaciones generales (como fue en mi caso). Pero al ser solo tú y tu hijo comienza la aventura. Lucas se fue a casa pesando 3350 gramos y midiendo 50 centímetros. Se fue “oxígeno dependiente”, esto quiere decir que un gran tanque de oxígeno nos acompañaba en la habitación, y donde tuviera que ir, debía ir con un oxígeno de transporte. Tuve que aprender a medir la saturación, a saber cuándo requería más oxígeno. Pero aun así, no supe cuando estaba enfermo, Lucas cayó 2 veces hospitalizado. La primera en el mes de agosto, solo 3 semanas después del alta y fue por virus respiratorio sincicial. Sólo nos dimos cuenta que algo le pasaba porque su cara se enrojecía, no tuvo ningún otro síntoma. Lo llevamos al pediatra y este nos derivó de forma inmediata al hospital donde confirmaron el diagnóstico. Esa vez Lucas estuvo solo 3 días hospitalizado, ya la segunda vez que estuvo enfermo en el mes de Septiembre, nos dimos cuenta de inmediato ya que Lucas no recibía leche y dormía todo el día. Lo llevamos a urgencia y nos informaron que tenía bronconeumonía viral, esta vez era más grave, requirió más oxígeno y estuvo 5 días hospitalizado. Todo esto me desanimaba aún más, me cuestionaba si estaba cuidando bien a mi hijo, ya que seguía todas las recomendaciones. No recibíamos visitas, no salíamos a menos que tuviera médico, nos lavábamos las manos constantemente. Vivíamos prácticamente una hospitalización domiciliaria y aun así mi hijo se enfermaba. Pero como familia no decaímos y seguimos esperanzados que todo mejoraría.
Hasta hoy. Lucas ya tiene 10 meses de edad cronológica y 7 corregidos, es un niño como cualquier otro solo que va más lento y aún usa oxígeno. Debe estar en control con neonatólogo hasta los 7 años, tiene kinesiólogo todas las semanas y broncopulmonar todo los meses donde evalúan su necesidad del oxígeno. Con los niños prematuros el mejor amigo es la paciencia. Estos pequeños son seres que llegan a demostrarnos lo fuerte que son y a iluminar un hogar."
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